Herede una colección y no se que hacer con ella

No ha muchos meses que publicaba una entrada en este blog que llevaba por título «¿Cómo puedo saber lo que vale un sello de Correos antiguo?», un articulillo que bajo mi punto de vista era un poco de andar por casa, pero el cual me ha reportado un importante torrente de visitas y, en la actualidad, es la quinta entrada más popular de todo el blog y subiendo.

A través de las estadísticas y los motores de búsqueda, uno encuentra que, casi por casualidad, sin haberlo hecho adrede buscando tal impacto, esa referencia del título y su contenido han permitido que mucha gente de todo el mundo, especialmente españoles y por extensión toda América Latina, encuentren alguna respuesta a una pregunta tan básica como «¿cuánto vale mi colección de sellos?». De hecho si alguien tiene la curiosidad puede escribir en el monstruo de Google tal frase, y ahí estoy yo, en la tercera entrada, tratando de dar una humilde respuesta a todo esto; y es evidente que con ello se explica la cierta popularidad de esta mi entradilla.

No obstante, esa curiosidad de tantas personas, he observado que se ha traducido, de vez en cuando, en mensajes a mi correo electrónico personal, que naturalmente puse con ese fin en el blog, y que responden a una finalidad diferente a la que inspiró aquel articulillo. En este sentido, yo que siempre me he considerado un buen aficionado a la filatelia, pero no un gran experto, no podría haberme imaginado que el personal acudiera a mí buscando respuestas y otorgándome una teórica erudición, sapiencia o experiencia como para que me tuvieran como referente en el encuentro de soluciones.

En aquella entrada yo perseguía el objetivo de ayudar a algunos filatélicos, aficionados al coleccionismo, y a personas no aficionadas que por circunstancias de la vida habían recibido como «herencia» una colección.

La lectura ampliada de mi entrada tiene que ver justo con esto último, es decir, la gente acude a mi página web, esperanzados en que esa colección heredada sea un tesoro que se puede transformar en muchísimo dinero contante y sonante, e incluso muchas personas me comentan abiertamente que necesitan ese dinero, porque están sin trabajo, es decir, las consecuencias de la crisis.

Pues básicamente ese es el perfil de esos mensajes esporádicos que recibo, es decir, me dicen que han heredado una colección de sellos de un familiar, me ofrecen algunos datos muy básicos, yo siempre contesto, y de primeras suelo señalarles que me manden alguna fotografía, de los que ellos piensen que son los sellos más antiguos o valiosos.

Es imaginable pensar que la mayoría no tienen la suerte soñada de tener ese tesoro entre las manos. Es difícil que eso ocurra, si un familiar tuviera una colección buenísima, eso normalmente se sabe, ha dedicado tiempo y también dinero. Un grandioso coleccionista se observa con ciertos detalles: Nivel económico por encima o muy por encima de la media, colección bien cuidada y organizada en álbumes impecables e impolutos y predilección por los sellos en nuevo, presencia de sellos españoles anteriores a la 2ª República igualmente nuevos, constancia de la participación de la persona en exposiciones filatélicas…

Con cierta tristeza para los poseedores de nuevo cuño de las susodichas colecciones, en esas fotos que recibo, entre otros detalles, veo sellos burdamente pegados a una libreta, matasellados y con no más de cincuenta años de antigüedad, muchos sellos muy comunes, algunos rotos, incluso de la serie básica del Rey y Franco, también sellos extranjeros muy comunes, de esos que se vendían en la década de los 70 empaquetados y de países que los editaban como si fueran cromos de la liga de fútbol, o los que también se sacaban por editoriales en esos coleccionables por fascículos que nos vendían y nos venden después de las vacaciones estivales.

Aunque las colecciones sean vulgares, la cuestión esencial es que en esas colecciones populares sin gran valor económico, yo me veo ahí, mi colección es eso, gran acumulación de sellos sin gran valor dinerario, pero con muchísimo valor personal.

A esa gente que acude a mí con un hilo de esperanza no puedo engañarla, tengo que ser honesto y sensato, porque esperan una respuesta de ese cariz en una materia totalmente desconocida para ellos.

En cierta manera me da un poco de pena por la gente que, tal vez un poco desesperada, se desilusiona cuando les digo que la colección no vale nada, que puede valer una decena de euros, o a lo sumo unos cientos, unos muy pocos cientos de euros.

Pero también me da pena de ese familiar fallecido que dedicó algún dinero, pero sobre todo mucho tiempo de placer a cultivar ese gusto por la filatelia y que lega esa colección a familiares que no saben o no pueden apreciarla; aunque bien es cierto que no son culpables de ello.

El problema surge, claro está, en que mi primera opción es recomendarle a la gente, que la mejor manera de dignificar a ese difunto, es manteniéndola sin más, no venderla, dejarla en esa estantería donde siempre estuvo, acompañando a esa enciclopedia en volúmenes que existe en cada casa y que apenas se hojeó tres veces, o a esa colección de literatura universal que también es habitual de los hogares españoles y que levemente cumplió su objetivo cultural más allá de la decoración del mueble bar estilo funcional siglo XX. Y todo ello, porque Dios lo quiera, ojalá que el futuro nos depare un renacimiento de la afición a la filatelia, y a lo mejor el heredero no, pero sus hijos se aficionan por la filatelia y se encuentran con un regalo inesperado.

No obstante, y para el caso de que la gente esté desesperada o no quiera dignificar a su antepasado o familiar, cada uno tendrá sus razones, siempre existe el recurso de la venta. Ahora bien, que nadie se piense que vender una colección de sellos es algo fácil y automático, ni que existe un mercado ávido de ofertas; para empezar hay que tasar la colección y eso no se puede hacer mandando fotos puntuales de unas cuantas páginas a un anónimo bloguero como yo; hay que verla físicamente y, además, que el coste de tasar sea mínimo.

Aquí surge otro problema, y es cómo me gasto dinero en tasar, si luego la colección no vale nada. Yo tasaría por un profesional si tuviera indicios de que mi colección es una gran colección, con los datos que he referido unos párrafos más arriba, pero si mi colección es de andar por casa, yo siempre recomiendo trabar contacto con un grupo filatélico o algún coleccionista de sellos no profesional. Teniendo unos ciertos conocimientos de filatelia no es muy complicado valorar una colección normal, si yo viera una colección buenísima entonces ya sí que es trabajo de un profesional, porque ya estamos hablando de miles de euros, pero como ya digo eso es difícil que ocurra.

En un grupo filatélico o un aficionado a la filatelia hay amor por esta manifestación cultural, y estoy seguro de que no hay interés económico alguno, yo no lo tengo, por tasar la colección. Yo siempre recomiendo en mis respuestas a los correos de los herederos, que acudan con humildad a estos contactos y que pregunten cuánto va a costar; creo que honestamente a estos niveles nadie cobra, pero siempre es bueno compensar con algún detallito sin importancia, que se queden con algunos sellos, por ejemplo.

La segunda parte de esta operación es qué hacer con una colección popular ya tasada, porque si uno ha llegado a este punto es porque tiene necesidad de venderla y no quiere que decore su estantería acompañando la Biblia en dos volúmenes. Pues estos mismos a quien has recurrido te pueden orientar sobre dónde vender. Tal vez conozcan a alguien que pueda comprar, o tal vez el mismo grupo filatélico si está saneado y tiene jóvenes soldados en sus filas (esto es difícil) y quiere tener material para transaccionar en mercadillos (otra especie en peligro de extinción).

Esa es una opción, la otra opción es tener como base esa tasación para intentar vender la colección en alguna de las plataformas de Internet que mejor están funcionando en esta materia, bajo mi punto de vista, una es la archiconocida Ebay, y las otras dos están más especializadas en coleccionismo: Delcampe y Todocoleccion. Inicialmente yo no apostaría todo a caballo ganador, es decir, no ofertaría por el mismo valor de la tasación, sino algo inferior, con objeto de hacer atractiva la oferta y que haya sucesivas pujas.

Como ya he comentado aquí en reiteradas ocasiones es que el mercado filatélico es reducidísimo, probablemente inferior a 100.000 coleccionistas en España, o sea, somos raros, o lo que es lo mismo, tenemos menos presencia que una enfermedad mortal con tanta afectación como el cáncer; de ahí que la demanda tenga poco impacto, no sea especulativa, ni tenga una necesidad perentoria. Pero puestos a vender esta es otra de las opciones plausibles.

Por último, y para el caso hipotético de que hayamos heredado esa gran y valiosísima colección, como he comentado antes, la opción lógica es acudir a un profesional. En pequeñas capitales de provincia puede haberlos, aunque el paraíso de este sector cada vez más en declive en nuestro país, sigue estando preferentemente en Madrid y Barcelona. Por tanto, tampoco sería descabellado trabar ese contacto vía telefónica y hacer un viajecito a alguna de esas dos ciudades o a Valencia, Sevilla, Bilbao, Zaragoza… para que ese profesional la tase.

Esa tasación que, obviamente habrá que pagar, permitirá no sólo tener una especie de cheque al portador, pero más importante que ello, es el hecho de que el mismo profesional nos podrá enlazar con algún posible comprador. En cualquier caso, las opciones de Internet ya nombradas siempre están abiertas y el sistema de pujas es muy errático, a veces se pueden obtener chollos tanto para el comprador como el vendedor.

Estas son las opciones a barajar. Cada cual que saque sus propias conclusiones y, por supuesto, sigo quedando a su entera disposición.

ACTUALIZACIÓN (agosto 2020): Algunas personas que acuden a este artículo desnaturalizan su sentido a través de sus comentarios.

No estamos ante un blog para vender sellos, ni mucho menos para publicitar su empresa de subastas. Solo indico en esta entrada lo que viene siendo una tendencia, a mi entender, en el mundo de la filatelia, si quieren pueden hacer comentarios al respecto, sobre oferta y demanda, sobre el futuro de este arte-coleccionismo, pero no para vender sus sellos, su colección de sellos heredada, para ello hay cientos de páginas web, aquí no encontrarán lo que buscan.

Si quiere una opinión personal o un consejo sobre su colección, mándeme un correo personal, le atenderemos en ..

www.peritojudicialantiguedades.com

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